viernes, 22 de enero de 2010

Rachmaninov, preludio opus 23 N 4 en re mayor

Existen diversos estilos para dirigir una película, pero todos ellos siempre implican algo: la visualización. Algunos directores clásicos se limitaban a filmar el guión de forma ultra directa. Otros recurrian a sus sueños. Otros planificaban al detalle y eran sumamente perfeccionistas. La gran interrogante están en ¿dónde se originan todas esas imágenes que luego, de una u otra forma son plasmadas en la pantalla? La imaginación suele tener motores diversos. En mi caso, antes de interpretar un ´guión, prefiero oir varias veces algunas obras de música y ver qué imágenes se van formando. Con respecto a las escenas románticas, esta obra de Rachmaninov me parece fabulosa:

Nota aparte: este registro contiene dos preludios de Rachmaninov del op 23, el número 4 y el 5.




X.Givelet - Rachmaninov - 2 préludes, op23 n°4 et 5



Esta obra tiene cuatro segmentos bien definidos, el primero establece unos argegios fenomenales, que se cruzan con la melodía de la mano derecha. El tema es simple, pero muy romántico. El segundo segmento exige de gran manera al pianista, con un acompañamiento en tresillos arpegiados, y dos voces a ser ejecutadas por la mano derecha. Aquí Rachmaninov demuestra que es el mejor compositor de acordes que ha existido. El acorde que se debe ejecutar antes de proseguir con la melodía en una octava superior, es dulce, lleno de cuerpo, envolvente, complementa perfectamente a los tresillos arpegiados de la mano izquierda. Su dinámica lo coloca como un buen fondo para escenas de amor donde la pareja va cambiando de ubicación en el set o el la locación. El tercer segmento es un diálogo de acordes que luego llega a un climax de acordes en grados sucesivos, y nos transporta al último segmento, donde un acorde devastador (fa sostenido menor) conmueve el ser hasta el último átomo.

Muchos pianistas malogran la interpretación de este segmento al tocarlo rápido, yo estoy seguro que al ser esta una obra neoromántica, no se debe ser tan estricto con el metrónomo, y su puede lograr un ritardando extremo que permita disfrutar cada nota de ese acorde, arpegiado por que se extiende mucho más allá de una octava (lo que confirma que Rachmáninov tenía unas manos gigantescas). El final del cuarto segmento nos lleva denuevo a una reexposición del tema inicial y a una dulce coda.

Al oir esta pieza se generan imágenes de singular belleza, y de dinamismo para graficar en la pantalla todas las escenas románticas que quiero realizar en mi proyecto cinematográfico. Como aquella donde Santiago y Aída confronta sus sentimientos en la Avenida Arequipa. Pero sobre eso ya continuaremos en otro post, muy ulterior, de esta bitácora.



(Originalmente publicado el 2 de enero del 2010)

Link para Spaces.

No hay comentarios: