lunes, 27 de septiembre de 2010

Deja en paz a tus sesos



Una interesante noticia en el New York Times reconoce la impresionante vorágine tecnológica con la que hemos decidido rodearnos los seres humanos, y además la probable influencia negativa que esto puede tener en el aprendizaje y sobre todo, en el nivel de estrés que soportamos día a día. Experimentos realizados en roedores revelan la necesidad de tomarse "un tiempito fuera" luego de experimentar nuevas sensaciones o desafíos, para poder procesar lo que acabamos de vivir, o parafraseando al gran Robles Godoy "para descubrir lo que verdaderamente sucedió".

iPods, MP3s, MP4s, Walkmans, Celulares, iPads, PSPs, Gameboys, DS, GPS, SMS, MMS, Tablets, eReaders, Kindles, Nooks, Shuffles, Correos electrónicos, Radioteléfonos y FACEBOOK, FACEBOOK, FACEBOOK parecen extraer el jugo al tiempo y la forma como interactuamos con la información y con otras personas. No voy a discutir la pertinencia o calidad de la información que se intercambia (da para otras entradas completitas) pero hay un hecho fundamental en todo este alboroto digital, es que nuestro cerebro no obtiene la pausa necesaria para procesar todo el torbellino informático al cual es sometido, cual lámina de oro en el experimento de Rutheford. El cerebro necesita de unos momentos para procesar e hilacionar todas las experiencias vividas, categorizarlas, e integrarlas a otras experiencias. De esa manera se consolida la memoria y se organiza el aprendizaje. En algunos casos, dichos pasatiempos cibernéticos pueden producir distracciones con serias consecuencias, como no responder un correo importante, u olvidar una reunión de relevancia.

Personalmente, he notado que en el piano, luego de dejar de tocar una obra algunos días, al retomarla noto una destreza y capacidad de expresión que no logro obtener al estarla machacando todos los días. Pero solo sucede cuando ya hay una parte sustancial de frases y cadenzas que tienen algo de sentido. Me da la impresión que el estudio de una obra musical debe ser intenso al inicio y pausado en cierto momento, sobre todo cuando ya se trabaja la parte artística de la misma.

Dejemos en paz a nuestros encéfalos, no hay que bombardearlos con tanta información, seamos selectivos y tomemos una pausa luego de toparnos con algún contenido importante.


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jueves, 23 de septiembre de 2010

Nada bueno puede salir de la tauromaquia

Hace unos meses publiqué una entrada que graficaba mi postura respecto a las corridas de toros. A partir de allí mucha gente decidió debatir conmigo de manera alturada dando su postura de defensa se los animales, y otros también me hicieron saber por qué disfrutan del espectáculo taurino. Otros se lanzaron a una letanía de necedades. Pero en un e mail de características animalistas extremas se fundamentaba porqué nada bueno puede salir de un acto tan bárbaro, cruel, sádico, sanguinario, inhumano, troglodita y mercenario. Bueno, sin mayores preámbulos, aquí esta el grandioso Dimitri Jvarastóvski con "Vuestro Brindis" de la ópera Carmen, compuesta por George Bizet. ¿En qué se inspiraría?




viernes, 17 de septiembre de 2010

Leningrado.



La bella, la revolucionaria, la ciudad que fue creada desde cero por la visión de un titán, aquella que transformó a Rusia de tantas maneras. Nacida por el esfuerzo y pujanza del monarca Pedro I, el Zar de Zares, el que sacó a la Madre Rusia del pseudo barbarismo. Quiso incluso llegar a formar parte del selecto club de naciones colonialistas, y no dudó en escatimar medios y vidas humanas para lograrlo. Leningrado está construida sobre los huesos de sus constructores.

Pero este esfuerzo al final resultó en la creación de una maravilla de ciudad, con lugares memorables, imperecederos, llenos de un refinamiento y belleza inigualables. Dar un paseo por los Jardines de Verano, con sus estátuas de mármol o por el malecón del Palacio, para ver la extraordinaria silueta de la fortaleza Pedro y Pablo, con el fondo de una noche blanca. Perderse en la interminable colección de arte en el Museo del Ermitage, el único que puede ganarle al Louvre de París. Ver en un mismo dia arte griego genuino, La Madonna Litta de da Vinci, La Dánae (con Zeus en forma infame de lluvia áurea) de Tiziano, el opulento Mercado de Pescado de Frans Snyders, para luego rematar la jornada con algo de arte moderno, la Casa Blanca de Noche de van Gogh, Ajenjo de Picasso, El Cuarto Rojo de Matisse, o Taperaa Mahana de mi admiradísimo Paul Gaugin. Al pasar por el famoso arco donde las tropas bolcheviques tomaron el poder en 1917 hay dos opciones, seguir por Nevskii Prospekt y ver las impresionantes Catedral de San Isaac, Catedral de Kazan y el Gostíni Dvor, o ir a la derecha para disfrutar de la fachada del Almirantazgo y unas cuadras más allá del mundialmente famoso teatro Kírov (Mariinsky).

Si los paseos son su distraccción favorita, no está demás una vuelta por el Jardín de Verano (Ле́тний сад), precioso lugar que tiene un aire y un ambiente tan íntimo y tan romántico, resaltado por sus magníficos conjuntos esculturales, que muchos corazones se han estremecido o jurando amor eterno bajo sus sauces y robles. Algo que distingue al Jardín de Verano es su peculiar enrejado, con detalles en bronce. También está el palacio de la Tauride, famoso por sus lujos y excesos, que mandó la misma Catalina la Grande.

O talvez prefiera dar un paseo por los alrededores, ver el impresionante Palacio de Pedro (Petrodvorets, Peterhoff) con su conjunto de fuentes en donde destacan: la Fuente del Ajedrez, la Fuente del Sol, las Fuentes de Adán y Eva, La Fuente de Neptuno. Aunque la Cascada Principal y la Fuente de Sansón Luchando con el León son monumentos que convierten a este lugar en una espectáculo sin par.

Los recuerdos de Leningrado siempre ocasionan torbellinos jupiterianos en el hipocampo, por su calidad y vívida emoción, bella ciudad, incontrastable, en tí solo ha nacido cosas bellas, no te rendiste ante las hordas de Hitler, tampoco ante tantas crisis, tampoco ante tantos vaivenes de la historia. En tí compuso versos Pushkin, novelas Dostoyevski, sinfonías Shostakovich. Así como en tí nació la nueva Rusia del siglo XVIII, en tí se gestó el esbozo del futuro del ser humano, como lo describe el gran Dima en su 12 sinfonía, el despertar de la humanidad.

San Petersburgo es tu nombre ahora, en mi corazón también te seguiré llamando mi querido Leningrado.

martes, 14 de septiembre de 2010

Valentina Lisitsa en Lima.



Este blog no pretende ser un calendario de eventos musicales, pero esta es una ocasión digna de ser comentada. Valentina Lisitsa, pianista ucraniana de talla universal visita Lima para dar un recital lleno de obras románticas y modernas, con su toque maravilloso, polifónico y expresivo. Valentina demostró un especial talento a muy tierna edad, dando un recital para su familia cuando tenía apenas 4 años. Ingresó a la prestigiosa escuela para niños prodigio Lísenko y luego al Conservatorio de Kiev donde fue pupila de Liudmila Tsvierko. Actualmente su fuerte es la música del periodo romántico y moderno, con una destreza y agilidad notables para los atómicos arpeggios de Chopin o Lizt, como también para los melodiosos sones de Schubert.

A Perú llega con su repertorio regular y como plato fuerte trae la Sonata "Apassionata" de Ludwig van Beethoven, una obra de la que Lenin dijo "estar listo para oirla todos los días, (...) siempre pienso con orgullo - ingenuamente - que cosas tan maravillosas puede hacer el ser humano."


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La pianista Valentina Lisitsa se presentará en Lima (sorprendente reportaje del Comercio, al ser algo de calidad, rareza en ellos de este tiempo a parte)



lunes, 13 de septiembre de 2010

Libro clave: Hasta que la muerte nos separe, de John Dickson Carr


En toda la vorágine sub literaria a la que me lancé en aquél otoño del 86 estuvieron decenas de novelas policíacas (todas ellas en ediciones baratiolas de la editorial Dragon, La Habana) una representó el clímax del bolondrón policíaco. La Summa Teológica del misterio homicida, del asesinato imposible, del crimen perfecto: el cuerpo hallado en una habitación cerrada por dentro.

Ese es el problema fundamental, determinar si la víctima lo era por mano propia o ajena. La mayoría de libracos que trataban el tema siempre colocaban al despistado agente de la policía en el rol del tonto convencido del suicidio. Pero indicios imposibles o a veces tirados de los pelos al final probaban que el caso era no solo un homicidio, si no que hasta el mismo occiso era cómplice de su fenecimiento. El detective, hacía galas de poderes de razonamiento que habrían hecho morir de envidia a Sherlock Holmes, Auguste Dupin o Hercule Poirot (Puaró), e incluso con una lógica tan pasmosa que podría victimar de biliverdínico sentir al mismo Parménides.

En este caso somos testigos de una misteriosa disrupción del continumm harmonicum en la vida de Dick Markham, cuando se entera que su prometida (graficada bellamente en la portada al inicio de esta entrada) no es quien aparenta, el revelador recibe accidentalmente un tiro, y también no resulta ser quien aparenta, hasta que al final no resulta estar vivo a la mañana siguiente. Los dilemas se instalan de forma casi continua, sobre todo encontrarse el occiso en un cuarto cerrado por dentro, pero al mismo tiempo, víctima de un poderoso somnífero que habría imposibilitado su suicidio.

Ante tantas variopintas complicaciones entra en escena el gigantesco y sesudo Dr. Gideon Fell, quien con su connotada sapiencia logra echar luces sobre este embrollo, que llega a una conclusión inesperada y sumamente dramática.

La trama de este libro es una de las más adictivas que he experimentado; apesar de haberlo leído varias veces, siempre encontraba razones para sumergirme en este drama de la campiña inglesa, en este crimen imposible y tremebundo. John Dickson Carr (o Carter Dickson) se convirtió en el generador de mis emociones literarias extremas, sus historias, que abundaban entre la comunidad cubana adicta a la novela detectivesca, son obras maestras de lo absurdo, del crimen de otro mundo, del asesinato sin homicida.

Pero poco a poco me fui dando cuenta de una cosa relacionada con las novelas detectivescas, sea cual fuese su calidad, el descubrir la identidad del homicida le quitaba casi 80% del interés, tanto así que en algunos casos, daban ganas de lanzar el escrito al cubo de basura y no volver a verlo alguna vez. No entanto, entre tantas obras policiacas, esta junto con algunas otras de Carr aun las tengo en alto aprecio, ya que todo aquello que apele a nuestra emoción y perdure, se puede llamar arte sin ningún temor.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Nueva categoría: subliteratura


En este humilde rincón del ciberespacio es momento de rendir la pleitesía correspondiente a ese género literario de consumo masivo, a esa excusa para la facundia vana y la verborrea incontenible, a ese emporio de textos producidos en serie con el afan de ser vendidos como pan caliente. La subliteratura, mega género en realidad, puede abarcar tantos géneros y sub géneros en sí mismas: novelas policíacas, de espionaje, de intriga, romanticonas, eróticas, esotéricas, ciencia ficción, aventura, magia, fantasía, mitología, terror, horror y otros recovecos oscuros. Dicha abigarrada colección hace dudar de la pertinencia de echar tantos ingredientes dispares en un mismo saco, pero que va, hay eruditos y sapientes conocedores del arte literario, jueces supremos del buen gusto y la ilustración, que se atreven a dar el veredicto final: es sub literatura.

Pero cuál es el verdadero límite entre la buena literatura y la sub literatura, acaso obras como El Señor de los Anillos de Tolkien, Neuromante de William Gibson, Frankestein de Mary Shelley u otras también no han aportado elementos valiosos para el arte novelístico. Acaso el mero entretenimiento, el esparcimiento vano es tan despreciable como para degradarlo con tan nimo nombre: sub literatura.

Como no podría ser de otra manera, estas joyas recibiran su merecido homenaje en esta bitácora, e invito a mis queridos colaboradores y seguidores a que me cuenten cuales son sus obras sub literarias preferidas también. Mucho uno aprende de ellas, pero no solo eso, a veces nos sirven de trampolín para lanzarnos a un universo mayor, a apreciar obras de mayor calidad, de mayor envergadura, pero cómo podríamos hacerlo sin antes leer y leer tantos vanos escritos que por allí existen.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

1 de setiembre.


Hoy veo con orgullo como mi chiquito lindo, Misha, está en la formación de su colegio, junto con sus amigos, iniciando las labores del segundo año. La alegría parece ser infinita, cuando recuerdo a mis años dorados en Moscú, y veo que mi hijo, aun en un lado del Africa, puede tener acceso a un gran sistema de educación. Veo como recorre con su dedito los caracteres cirílicos, y aunque a veces se equivoca (caramba, el ruso tiene tantas reglas para sus vocales, como eso de que las "o" no acentuadas se pronuncian como "a" osea algo que se escribe como molokó se lee como malakó), veo que ya va comprendiendo más y más las oraciones y los poemas cortos. Si hasta leímos juntos el cuento del Pez Dorado, de Pushkin y en su opinión, el verso del gran vate ruso es mejor y más agradable (hasta un niño se da cuenta).

Inevitablemente mi memoria que evoca solo trivialidades sin mayor importancia, me vuelve a transportar a los amados corredores de mi querida escuela 113, a las clases de música en el primer piso, en un gabinete contiguo al de dibujo técnico. A la sala de gimnasia en el tercer piso, al laboratorio de física, al campo de futbol, que se transformaba en pista de hockey sobre hielo en el invierno.

Y este video es precioso, no solo por la conocida música "Estudian en la escuela", si no porque veo el mítico uniforme, que ahora ya no se usa, pero que sirvió para que millones de niños acudieran a la escuela en esos años.



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