domingo, 31 de enero de 2010

El conflicto del nuevo Hospital del Niño

He podido leer en una noticia publicada en el Comercio y reverberada en otros foros, que un grupejo de vecinos de San Borja se opone a la construcción de la nueva sede del Hospital del Niño, actualmente ubicado en la Avenida Brasil. Critican los vecinos en cuestión que la ubicación no es lo suficientemente accesible y que creará un caos vehicular en la zona. Así que me he tomado el trabajo de darme una vuelta virtual por el lugar, cortesía de Google Earth.




Como vemos, con mucha mayor claridad en la segunda fotografía, el acceso a la zona es muy amplio, y de ninguna manera provocaría el caos vehicular que tanto pregonan estos señores. Otro argumento que parece traído por los pelos es el siguiente, el hospital traerá consigo un enjambre de ambulantes que afearán la zona, misma Mesa Redonda de otros años.



Pero las cosas se clarifican mucho más cuando los dignos vecinosde San Borja, criollos límpidos, con genes de línea pura que de hecho se pueden mapear en claro pedigree hasta la península ibérica, afirman que este hospital traerá consigo la presencia de vecinos foráneos, es decir, su vecindario debe ser impermeable a la presencia de personas ajenas. Y de hecho, para clarificar lo que estas personas entienden por vecinos foráneos, permítanme mostrarles este grafiquísimo ejemplo de una vecina foránea.


Porque debemos hablar a calzón quitado, los dignos vecinos de San Borja no quieren ver gente del interior de la Patria merodeando por su inmaculado vecindario. Ellos creen que su lugar de residencia debe ser puro, en todo aspecto. Ellos no se imaginan que la presencia de un hospital de primera línea, que apunta a ser uno de los líderes en Atención del Niño en toda Sudamérica, solo va a valorizar más sus terrenos. Que en el seno de su barrio estará un lugar donde se alivia el sufrimiento de nuestros pequeños paisanos, que son el futuro de nuestra nación. No, que va, los hidalgos vecinos de San Borja creen que la patria es solo su vecindario, que otros no tienen derecho de hollar con sus sucios y serranos pies la tersa hierba de sus parques, o el áureo refulgir de sus veredas.


El puntillazo final de esta historia, es que Alberto Tejada, el alcalde de este bello distrito, avala la posición de los vecinos, a pesar que es colega nuestro, es decir, médico con especialidad en urología. Que pena estimado colega, usted se presta a un juego politiquero barato. Pero de hecho está faltando a la moral del médico. No porque lo que usted hace no esté tipificado como falta en nuestro código de ética, le va a dar algun cariz de moral al despreciar una iniciativa para mejorar la salud de la población, o es que usted también se cree medio Europeo, y no desea la presencia de vecinos foráneos en su distrito?

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