viernes, 26 de noviembre de 2010

El segundo contacto con el gran Dima.



Dimitri Shostakovich - bombero durante el sitio de Leningrado


En mi incipiente conocimiento sobre la música clásica se iba destacando ya un cierto gusto y apreciación por las grandes y excelsas obras. Ya me habia vuelto fan de Vivaldi y Bach, ya había ido a algunos conciertos, ya había asistido a una ópera completa, pero a parte del primer movimiento de la sinfonía 40 de Mozart, aun no tenía una idea clara de lo que era una sinfonía. Trabajo musical para concertar el sonido de varios instrumentos, entre ellos una sección de cuerdas. Así iba explicando nuestra profesora de música, y viene el ejemplo, el primer movimiento de esta colosal sinfonía.
Su efecto fue casi pirogénico, el gran compositor plasma el tema de la invasión hitleriana y el cerco a Stalingrado con un reiterativo ostinato, bien marcado por el ritmo del tambor redoblante, primero en flauta, luego en oboe y luego el fagot se encarga de exponer el motivo con una desenvoltura mayor, al entrar en forma de canon. Los pizzicatos iniciales de respuesta de las cuerdas, se transforman en respuesta de los metales, y el piano junto con el xilófono se suman a la percusión y la delineación harmónica...


Estos comentarios musicológicos aun no se generaban en mi pueril mente, pero comprendí que los sones que salían del tocadiscos en la sala de música de mi escuela 113 eran música de otro nivel, de un nivel superlativo, de alguien que podía construir un esquema orquestal sin límites y llevarlo a niveles de tensión extraordinarios.


Luego del clímax, donde la percusión entra en ebullición, con los toques clamorosos de platillos y gong, el gran Dima debe "desarmar" tremendo Leviatán orquestal, y lo hace de una forma muy ingeniosa, luego de proclamar a viva voz el tema de la invasión, lo expone en las cuerdas en su versión invertida, y luego el fagot es llevado al límite de su registro superior, con unos ecos en las cuerdas bajas, que dan la perfecta idea de un lugar que ha sido devastado en la batalla. El colosal primer movimiento finaliza reexponiendo el motivo introductorio, con ciertos tonos de esperanza, como aquellos que luego de haber sobrevivido al embate inicial, piensan en seguir la lucha. Los últimos compases son aterradores, no por su intensidad, si no porque traen los sones lejanos de la batalla, como un recordatorio de que todo no ha pasado y aun hay mucho que enfrentar, el tambor redoblante, marcando el inexorable ritmo.
Muchos débiles mentales han intentado desmerecer a esta portentosa sinfonía, algunos de ellos, aunque parezca increíble, ostentando el título de músicos. Triste ejemplo el de Virgil Thompson que eyaculó: "Parece haber sido escrita para los de mente lenta, los no tan músicos, y los distraídos". Es curioso que un músico de una trayectoria mediocre como Thompson nos tildase a los que apreciamos esta joya de no tan músicos, cuando los mensajes más profundos y los temas de guerra, lucha, carencia, sobrevivencia, esperanza y victoria (el último movimiento es uno de los más conmovedores y más exultantes que he escuchado) solo se pueden apreciar en su verdadera magnitud al disfrutar del magistral uso de la percusión, de las transisciones usando los cornos, de esos geniales matices con los vientos. El elitista Bartok también se dio el lujo de parodiar la Séptima Sinfonía en su concierto para orquesta. Yo jamás diría que la música de Bartok es algo menos que genial, pero nadie puede negar que era un frustrado al ver que pocos comprendían su genialidad. Otros han interpretado varios mensajes anti estalinistas, anti soviéticos, anti socialistas, etc. Es decir, para apreciar una obra musical, debemos estar seguros que no se contradiga con los valores democráticos que occidente cree, son los correctos. Todos estos pseudo críticos serán rebatidos en su momento, así como en detalle comentaré algunas leyendas sobre Shostakovich, en especial la esquirla que le dio su don musical al alojarse en su cerebro.


El gran Dima formó parte del cuerpo de bomberos de la ciudad, y en muchas ocasiones arriesgó su vida para salvar la de otros. ¿Acaso alguien que ve morir a sus compatriotas todos los días, que los ve famélicos, harapientos, muertos de frío, va a inspirarse en el odio a Stalin o al régimen Soviético para componer una obra de tan vasta magnitud?

Todas estas cosas las vine a saber mucho después, en ese lejano día me deleité con la magnífica interpretación de la Orquesta de la Radio Soviética, bajo la batuta de Guenadi Rozhdiéstviensky. Y para finalizar, el portentoso final, que también he decidido usar en una película que tengo en proyecto. La séptima sinfonía de Shostakovich sigue siendo uno de los motores de mis sentimientos más inconmensurables.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Stalingrado







La heroica, la grande, la némesis de Hitler y el túmulo de millares de vidas. Esta ciudad que en su momento fundió tractores y tanques, y luego hizo picadillo a decenas de miles de soldados, está sembrada de heroísmo y sacrificio sin par. A esta singular ciudad llegué de la manera más anecdótica posible, fui un courier de vesturario. Me explico, resulta que los estudiantes peruanos y otros hermanos latinoamericanos estaban celebrando una semana de actuaciones en la facultad de medicina de Volgogrado (así se llama hoy en día Stalingrado) y faltaba el vestuario para la el bayle de Huaylas, a pesar de que varios peruanos y peruanas de esa ciudad eran ya buenos bailarines de dicho ritmo faltaban las vestes correspondientes. Entonces me ofrecí a llevar el vestuario, y se organizó mi viaje para dicha ciudad, hacia donde partí desde el Aeropuerto de Domodédovo, al sur de Moscú.

Volgogrado es una ciudad impresionante por la cantidad de monumentos y placas recordatorias que ostenta, cada cuadra. Cada callejón de esta comarca es testigo de fieras batallas y de actos de heroísmo sin par, así como de crueldad sangrienta. Este lugar fue un verdadero molino de carne humana, y si bien la victoria perteneció a las huestes del ejército rojo, ellos tuvieron que pagar un altísimo precio por vencer y aniquilar a todo un ejército alemán, algo que ningún otro país pudo lograr por si solo en toda las segunda guerra mundial.

Uno de los puntos clave de la ciudad es la "Casa de Pávlov", un simple edificio de apartamentos que fue defendido con valentía, tenacidad y mucha destreza por un pelotón de soldados soviéticos, quienes inflingieron enormes bajas en los hitlerianos. Situada frente a la plaza 9 de Enero, este lugar poseía ventajas estratégicas especiales, que permitieron resistir los embates alemanes durante dos meses.
También está el sobrecogedor Túmulo de Mamai, que es la colina más alta de la ciudad y el punto estratégico más importante, obviamente, de esa encarnizada batalla. Este emplazamiento cambió de manos al menos 13 veces, y esas escaramuzas marcan el sitio más sangriento de toda la segunda guerra mundial. La historia es testigo de que la colina estaba tan quemada, destrozada y regada en sangre, que durante más de 6 meses no creció en ella hierba alguna. Incluso el día de hoy, si uno escarba un poco, puede encontrar frangmentos de metralla, metal o huesos humanos.

Actualmente el Túmulo de Mamai es un gigantesco complejo arquitectónico, en donde destaca el monumento "La madre patria nos llama", una colosal escultura de cemento de 105 metros de altura, y que representa a una mujer aguerrida, que sostiene una espada de acero y llama a la batalla.


El Túmulo de Mamai

Otro sitio digno de verse es el Bulevar de los Héroes, que es un bonito conjunto escultural con bustos de los más distinguidos combatientes de la batalla de Stalingrado y que tiene una hermosa vista sobre el rio Volga.

Pero en mi corta estadía en esta ciudad derrepente se me ocurrió poner a prueba ese mito/embuste de que en nuestros cuerpos llevamos dentro un "alma". En todas las latitudes se cree que esta "alma" puede interactuar con los vivos por medio de fantasmas y espectros, especialmente si dicha "alma" ha abandonado el cuerpo de forma violenta o catastrófica. Y derrepente me encuentro en una de las ciudades más indicadas para tal experimento. Cada calle de Volgogrado está regada por centenas de litros de sangre derramada en esa cruenta batalla, cada esquina ha sido testigo del destazamiento encarnizado de decenas de cuerpos. Con certeza que este lugar debería estar poblado por espectros, fantasmas, apariciones, seres de ultratumba. Por eso salí a las 5 de la tarde a darme un paseo por esta bella ciudad, y esperar el atardecer y la puesta del sol, que según muchos es el momento ideal para ver estas apariciones. Nada, en la Avenida 9 de Enero nada, frente a la casa de Pavlov, nada, en la colina y Túmulo de Mamai, nada. El sol prácticamente se oculta tras el Volga, y nada, no hay fantasmas en Volgogrado.

Tranquilo, y sonriente, me sentí feliz, otra señal más que el alma no existe...

domingo, 7 de noviembre de 2010

7 de noviembre, 93 años de la Gran Revolución de Octubre.

Asalto al palacio de invierno, San Petersburgo

Hoy es un día de fiesta para mí, por más sorna que intenten demostrarme algunos, y quiero expresar tantas cosas. Pero hoy también tengo muchas cosas que preparar, así que solo citaré de qué manera me he beneficiado yo de esa magna fecha. Puede ser que algunos digan que mi existencia y lo que me ha pasado no significa nada, es cierto, la de ustedes no significa nada tampoco en un contexto global. Pero yo debo agradecer a la gente que logró la victoria de hoy porque...

... existo, simplemente existo, mis padres se conocieron en el Centro Cultural Peruano Soviético, ubicado en la Avenida El Ejército, Trujillo, Perú. Se casaron en la Unión Soviética, y yo llegué al mundo en Moscú, sin que mi madre pagara un centavo por la atención, en medio de las obreras y campesinas que acudían a ese nosocomio a traer al mundo a mis paisanos.

... logré el saber, tantas cosas, al regresar a la patria, logré aprender tanto sobre ciencia y filosofía, y una vez más, los soviéticos no me cobraron un centavo, así como no les cobraron un centavo a mis padres por sus bachilleratos ni sus maestrías. Mi adorada escuela 113 fue un templo del saber, y todas las bases de mis conocimientos las fundé allí.

... logré estudiar, en otra patria socialista, Angola, a quien la Unión Soviética apoyó de mil maneras, para que pudiera salir de la barbarie de su guerra fraticida e independencia. Así como muchas naciones Africanas pueden tener alguna base académica que la patria socialista les donó. Ya llegará el momento de rendir homenaje a mi escuela, la Frederich Engels, donde se consolidaron aun más mis conocimientos (verdad, ya les mencioné que allí tampoco pagué un solo centavo)

... logré ser honesto, porque el ideal socialista es que la riqueza proviene única y exclusivamente del trabajo, y no de la especulación, usura, plusvalía, en otras palabras, del libre mercado.

Es decir, hace 93 años la humanidad despertó, y si bien las políticas fracasaron, el mundo aceleró su ritmo, logró darle chance a los países pobres, logró avanzar la ciencia hasta niveles insospechados, por la gran victoria bolchevique. Lo triste del socialismo es que exige mucho del ser humano, y en esta época donde ser ignorante, grosero, agresivo, es sinónimo de fortaleza, valentía y determinación, podemos esperar poco del ser humano.

Y para terminar, aquí esta la grandiosa sinfonía 12 de Dimitri Shostakovich, dedicada a esta magna fecha, en su último movimiento, "El Amanecer de la Humanidad".


sábado, 6 de noviembre de 2010

Consunción Médico Mental




Tal vez una de las cosas más negativas del trabajo médico es la consunción de la energía mental. Es el trabajo que requiere la mayor cantidad de recursos mentales, mucho más que otros. Debemos usar la memoria y el razonamiento para evocar e hilvanar correctamente el proceso diagnóstico. Debemos usar la memoria de largo plazo para usar correctamente los medicamentos. Debemos usar la inteligencia emocional para dar una atención de calidad, sin involucrarnos emocionalmente con el paciente. Debemos manipular concientemente la sustancia reticular y el hipotálamo para elimar el hambre y el sueño. Debemos manipular el lóbulo frontal del lado derecho para el arte de dialogar y traducir los relatos del pacientes en síntomas usables. Debemos desarrollar un toque fino y delicado para examinar a un paciente, especialmente aquejado de dolor, con una acción impecable del cerebelo y fasiculos de Goll y Burdach.

Las críticas sociales y políticas de este fenómeno vendrán más adelante, solo quiero agregar que después de tantas maromas cerebrales, hay días en que ya no me quedan fuerzas para tocar a Mozart....

lunes, 1 de noviembre de 2010

Pushkin


Adjetivos, calificativos, juicios, valoraciones, tesis, ensayos y estudios detallados, todo eso merece el colosal vate ruso, el que elevó su idioma a las más altas cumbres de la literatura universal. Alexander Serguéyevich Pushkin dió por zanjada la cuestión de la poca o mucha valía de la más importante de las lenguas eslavas, extrajo no solo de sus más recónditos acervos verbales las palabras más llenas de belleza y sonoridad, pero también le dió al verso ruso una musicalidad hasta entonces desconocida.

Talvez para mis compatriotas peruanos sea fácil entender el panorama cultural de la Rusia del siglo XVIII, en el sentido de la alienación. Verán, en esa época predominaba una alienación que no tendría nada que envidiarle a la alienación peruana típica de cualquier época. Las élites rusas, incluso, consideraban de mala educación hablar en ruso en una ocasión importante, por lo que era obligatorio saber francés y tal vez inglés (Ana Karenina de Tolstói es un gran manual para comprender la alienación rusa clásica). ¿Quién se atrevería entonces a pensar que ese idioma eslavo tan bárbaro, que necesitó de dos geniales monjes griegos para tener escritura, que no tenía ninguna tradición artística de valía, podría servir de materia prima para lograr algún opus literario? Ese quien fue el divino Pushkin, y allí donde no existían términos, no recurrió a "barbarismos" (demonios, con ese término queda demostrada la ocasional pendatería y ematogenia de la Real Academia de la Lengua Española), si no que usó calcos semánticos y modernizaciones de varias palabras eslavas, los que pasaron a formar parte del arsenal semántico del idioma ruso para siempre.

El verso vibrante de Pushkin caló hondo en mi ser, fue como contemplar un paisaje estremecedor y tierno de emociones, fue como un ritmo sublime y una harmonía irresistible, allí me di cuenta de la ilimitada belleza del idioma ruso, de su cadencia y posibilidades tanto en la metáfora o bucólicas prosopopeyas (ah, los vates rusos saben darle persona a la naturaleza, especialmente a la flora). Pushkin parecía un manantial inagotable de versos, rimas, métricas, un astro que da luz, vida, y en torno a quien, orbitaremos eternamente aquellos que amamos la gaya de las ciencias.

Enlaces relacionados:

A Media Voz : Excelente sitio con muy buenas traducciones de Pushkin

El buen español de Pushkin : Interesante artículo sobre los retos y satisfacciones de pasar a Pushkin a la lengua de Cervantes (y vaya que yo también los he vivido).

Pushkin en Moscú y los Moscovitas : Una visión de como Pushkin está imbuido en el imaginario ruso actual

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