
Una interesante noticia en el New York Times reconoce la impresionante vorágine tecnológica con la que hemos decidido rodearnos los seres humanos, y además la probable influencia negativa que esto puede tener en el aprendizaje y sobre todo, en el nivel de estrés que soportamos día a día. Experimentos realizados en roedores revelan la necesidad de tomarse "un tiempito fuera" luego de experimentar nuevas sensaciones o desafíos, para poder procesar lo que acabamos de vivir, o parafraseando al gran Robles Godoy "para descubrir lo que verdaderamente sucedió".
iPods, MP3s, MP4s, Walkmans, Celulares, iPads, PSPs, Gameboys, DS, GPS, SMS, MMS, Tablets, eReaders, Kindles, Nooks, Shuffles, Correos electrónicos, Radioteléfonos y FACEBOOK, FACEBOOK, FACEBOOK parecen extraer el jugo al tiempo y la forma como interactuamos con la información y con otras personas. No voy a discutir la pertinencia o calidad de la información que se intercambia (da para otras entradas completitas) pero hay un hecho fundamental en todo este alboroto digital, es que nuestro cerebro no obtiene la pausa necesaria para procesar todo el torbellino informático al cual es sometido, cual lámina de oro en el experimento de Rutheford. El cerebro necesita de unos momentos para procesar e hilacionar todas las experiencias vividas, categorizarlas, e integrarlas a otras experiencias. De esa manera se consolida la memoria y se organiza el aprendizaje. En algunos casos, dichos pasatiempos cibernéticos pueden producir distracciones con serias consecuencias, como no responder un correo importante, u olvidar una reunión de relevancia.
Personalmente, he notado que en el piano, luego de dejar de tocar una obra algunos días, al retomarla noto una destreza y capacidad de expresión que no logro obtener al estarla machacando todos los días. Pero solo sucede cuando ya hay una parte sustancial de frases y cadenzas que tienen algo de sentido. Me da la impresión que el estudio de una obra musical debe ser intenso al inicio y pausado en cierto momento, sobre todo cuando ya se trabaja la parte artística de la misma.
Dejemos en paz a nuestros encéfalos, no hay que bombardearlos con tanta información, seamos selectivos y tomemos una pausa luego de toparnos con algún contenido importante.
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