sábado, 29 de mayo de 2010

Hipermaestro del cine: Walter Hill

Walter Hill


Walter Hill es un nombre que no resuena en el oído popular, como debe de ser, ya que el mero maestro cinematográfico debe contentarse con dejar que las estrellas que brindan todo su talento en la pantalla sean los más notables. Pero a la hora de dirigir, este hipermaestro ha dejado una huella imborrable en el séptimo arte. Lo que uno puede aprender de él es su gran habilidad para definir sus personajes. Noten por ejemplo en esa apasionante cinta "Los Amos de la Noche" (The Warriors, 1979) como desde el primer momento se define los caracteres de los personajes, de una forma tan contundente, con diálogos sencillos y ángulos contundentes. O como en "Calles de Fuego" (Streets of Fire, 1984) asigna parquedad y contundencia a Tom Cody, verbigracia y agresividad a Fish, nihilismo cínico a McCoy y fría crueldad a Raven. Donde las personalidades de los personajes parecen explotar en la pantalla es en la divertida y emocionante 48 horas (48 hrs, 1982), cuando Nick Nolte y Eddie Murphy crearon la tónica para el resto de películas policiacas interraciales. Recordemos que Hill fue guionista del grandioso Sam Peckinpah, pero no solo aprendió a reflejar la violencia de ese titán del cine clásico de acción, si no también desarrolló un estilo para escribir guiones que ya incorporaba elementos de la dirección de fotografía o dirección de actores, una especie de sacrilegio para los guionistas de Hollywood. Verán, las labores en Hollywood están tan sectarizadas que uno no pude interferir en el espacio del otro sin crear serios incidentes. Bueno, Walter Hill ha logrado ver las finas sutilezas que unen cada una de estas labores, y ha creado guiones y cintas llenas de vigor, acción, suspenso y un diálogo contundente (frases como "¿Por qué no te amarras un colchón a la espalda?" "Los adioses sobran en el camino" o "No lo ví, estaba rearmando traseros" han quedado para la posteridad y son inimitables).


Walter Hill dirige



Como aspirante a cineasta, debo reconocer que el mayor enemigo que enfrentamos es el tiempo. Walter Hill es un gran maestro en narrar tramas vertiginosas en momentos, con una edición sobria y no tan caótica como la de Stone. Así lo podemos ver en esta escena de "Los Amos de la Noche".




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