miércoles, 7 de abril de 2010

El alfabeto Ruso




"El alfabeto ruso tiene 33 letras, dos de las cuales son sordas". Antes de viajar a la Unión Soviética esa fue la primera descripción del críptico y sorprendente alfabeto que iba a formar las palabras de mi segunda lengua. Pero derrepente me pongo a pensar ¿acaso las letras pueden oir? ¿Por qué hay letras sordas, o en todo caso, mudas? No sería mejor llamarlas letras mudas, o caracteres insonoros. En algún momento le pregunté a Katya T. (un amor platónico), el motivo de la existencia de letras inservibles, que no suenan, y ella me respondió, bueno, en castellano ustedes usan signos tilde para marcar el acento de una palabra, lo que debería ser más que obvio. En esas conversaciones con la bella moscovita, comencé a darme cuenta de las sublimes sutilezas de cada idioma, cómo nos las hemos ingeniado diversos grupos de personas para ponernos de acuerdo en expresar nuestros pensamientos (no coloco el verbo materializar, porque el pensamiento es materia, como ya deben saberlo de sobra). Pero si no carecemos de un medio de registrar esas palabras, entonces debemos esperar una fuerza conquistadora que nos "alfabetice" y de paso nos imponga su lengua y costumbres.

El pueblo ruso, felizmente no tuvo que sufrir la invasión de una potencia para tener un alfabeto, si no la visita de dos fabulosos personajes, dos monjes griegos, de la iglesia católica ortodoxa de oriente. Los padres Cirilo y Metodio. Ellos transliteraron los sonidos de los pueblos eslavos a una adaptación del alfabeto griego, el resultado fue el alfabeto cirílico. Con los años, este alfabeto ha servido para idiomas como el búlgaro, ucraniano, serbio, moldavo, bielorruso, mongol, kazajo y otros. Partiendo entonces de la premisa que el alfabeto ruso proviene del griego, no habrá dificultad alguna para reconocer muchas de sus letras


п pi - pe

д delta - de

л lambda - ele

р rho - erre

б beta - be

ф fi - efe

н nabla - ene


Pero hay una concepción en extremo estúpida, que el alfabeto ruso está "al revés", todo por dos letras que paso a mencionar.



и ypsilon - i NO ES UNA "N" AL REVES

я --- ya NO ES UNA "R" AL REVES


No diré que fue placentero para mí aprender el ruso, fue casi como una tortura, pero así son las cosas buenas de la vida, como la cerveza, Conversación en la Catedral, o el tercer año de medicina. Primero son amargos y los maldices, pero luego se vuelven dulce miel y son parte indispensable para ti el resto de tu vida. Eso le repito constantemente a mi hijo, que también siente los duros rigores de aprender esta fabulosa lengua. Felizmente él está en primer grado, y tiene mucho por delante.


Aquí les dejo, entonces un icono de los geniales Fray Cirilo y Fray Metodio, si bien la religión es producto del hombre, en su nombre también se han realizado acciones bellas como la de estos dos grandiosos hombres.






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4 comentarios:

José Manuel Brea dijo...

Cómo te envidio, amigo Tony, por dominar la lengua de de Dostoievski, de Chejov y de Tchaikovski, y con ello poder penetrar sus escritos originales y comprender lo que se ha dado en denominar "el alma rusa". Una vez escribí que mi corazón se sentía eslavo, y todo por haberme dejado imbuir de la cultura del siglo de oro de la santa Rusia.
обнимаю!

Tony Chávez Uceda dijo...

Estimado José Manuel, agradezco enormemente tus palabras. Grande es el alma rusa, por cierto, un país que ha sufrido tanto y siempre se ha levantado de sus grandes penurias. Con Tolstoi se puede uno deleitar hasta el Zenith, leer Ana Karenina en ruso es una experiencia arrolladora. Pero es Pushkin, el excelso vate ruso, quien logra con su lírica alturas celestiales. En el futuro apareceran varias entradas de la literatura rusa, Pushkin incluído.

(Me encantaría que leas mi poema dedicado a Lisboa, publicado el 10 de marzo de 2010, el primero que me atreví a escribir en Portugués por entero. Sé que el portugués se parece al gallego, pero no sé hasta que punto.)

José Manuel Brea dijo...

Sería imperdonable olvidar al gran Pushkin, el iniciador de la literatura rusa moderna, en cuyas fuentes poéticas y dramáticas bebieron los músicos. En el poema Ruslán y Liudmila se basó Glinka para componer su ópera homónima. La novela en verso Eugenio Oneguin inspiró a Tchaikovski su ópera más reconocida. Y la tragedia Borís Godunov llevó a Mussorgski a componer su también operística obra maestra.
Del poema querido Tony, hablo en su lugar, así como de las lenguas galaica y portuguesa.

Tony Chávez Uceda dijo...

Me he animado a leer a Tolstoi en la red. Ana Karenina ahora está en formato HTML, mucho más cómodo de leer que el PDF. Una experiencia fabulosa, ya lo pondré en su debido momento en esta bitácora.