Allí está, su sonido es inconfundible. Su melodía en claro estilo polifónico barroco, pero con el toque latino de sus intervalos. Ella siempre será un motor para mi pasión por la música. Me refiero a la gran obra maestra de Agustín Barrios Mangoré, La Catedral. Con la ilimitada fuente de información de la red, hasta he podido ilustrar la misma carátula del LP que tenía mi padre. Raudamente me apuré en grabarla en un cassette que hacía el deleite de mis tardes luego del colegio. Al finalizar dicha obra, el pensamiento siempre era el mismo: ¡Esa es la mejor canción del mundo!
A mis siete años de edad, la sola idea de poder interpretar tan excelsa pieza estaba en las regiones del milagro o de lo excelso, pero ocho años más tarde, luego de regresar de Lisboa con un teclado de cuatro octavas, más amplio y versátil que el humilde PT-100, la obra ya caía dentro de mis posibilidades. Felizmente, luego de sumergirme entre las archivadísimas partituras de mi padre, pude encontrar la que buscaba, la de esta magna obra, "La Catedral". Ya había transcrito hasta ese momento unas 10 obras para guitarra, pero esta es la que más adoro y amo. Tocarla siempre me trae una cascada de emociones, y aunque ahora esté plagada de errores, al no disponer de mucho tiempo de ensayo, mi ser se conmueve como en aquellas lejanas tardes de 1981, al comenzar a escucharla.
El niño que aún habita en mí sigue pensando, esta es la mejor canción del mundo.
2 comentarios:
De las maravillosas piezas para guitarra de Agustín Barrios, escuché en vivo una interpretación de la fascinante “Una limosnita por el amor de Dios” por el gran guitarrista David Russell, que estableció su residencia en el área metropolitana de mi ciudad, Vigo (la del “Para Vigo me voy”, de Ernesto Lecuona) y a quien le dediqué una entrada, que me llegó hasta la médula. Pues buscando en YouTube, hallé esa pieza de increíbles trémolos por el mismo intérprete escocés, un poco menorquín y, ahora también, galaico. ¡Qué la disfrutes como yo, amigo Tony!
http://www.youtube.com/watch?v=7XAtud-zxKc
Aunque parezca mentira, la única vez que pude ver esta obra en vivo fue en el metro de Londres, donde uno de esos ejecutantes por algunos peniques, en áreas bien designadas, deleitan a los raudos pasantes. He escuchado varias grabaciones, y puedo afirmar que esta es notable y bella, por la técnica refinada y el escaso barullo al cabiar de cejillas para los acordes.
Te agradezco mucho estimado amigo, lamento no haber podido colgar un video de Chopin el dia de su bicentenario, no estuve al tanto y no me preparé, aguda negligencia...
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