miércoles, 30 de junio de 2010

Donde el médico toma la cámara y enfoca el lente en Arequipa.


Plaza de Armas de Arequipa

En este momento me encuentro en el Cuzco, luego de haber realizado un maravillos tour por la ciudad, que será luego reseñado en esta bitácora, pero ahora debo registrar parte de mi maravillosa estancia en la ciudad blanca, la perla del Misti, la bella Arequipa. Como ustedes, los pocos, los felices pocos (parafraseando al rey Enrique V) que siguen estas páginas ya lo saben, mi gran ambición es filmar un largometraje de unas tres horas basado en la mejor novela peruana jamás escrita. En el cuarto capítulo del tercer libro, asistimos a la caída de Cayo Bermúdez, el Montesinos ficticio de la época de Odría, por una revolución en Arequipa. Con una fallida maniobra para disolver una manifestación en el teatro municipal de la mencionada ciudad, la gente movida por al indignación y el repudio a la dictadura, organiza una serie de protestas, no para derrocar al gobierno, sino para que se desmorone el cerebro maquiavélico detrás de todo el aparato ejecutivo. Pero Arequipa resultó ser más que una excusa para fungir de director de cine, Arequipa tiene paisajes hermosos con sus tres volcanes el Chachani, el Pichu Pichu y el Majestuoso Misti, visiblemente afectado por el calentamiento global. Arequipa tiene hermosas obras arquitectónicas hechas de sillar blanco, de allí el albo apodo que ostenta; también tiene varias picanterías con inacabables gustos y sensaciones capsaicinogénicas de diverso grado. Arequipa es el hogar de muchos grandes pensadores y literatos, su influencia en la historia del Perú es fundamental, y debo confesar, para mí siempre será un honor filmar en este magnífico lugar.


Arequipa, mereces muchas más entradas en este humilde lugar...



El blogger haciendo la finta de cineasta.

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