En el avión de regreso a Perú, me encontraba escuchando a varias selecciones de música clásica, y entre ellas me topé con una colección de obras de Chopin, interpretada por titanes como Perahia o Arrau. Sin embargo, y debo confesar que no se identificaba al ejecutante de dicha obra, la interpretación de la Mazurka Op 17 Número 4 en A menor rondaba el terreno de lo desastroso. Esta mazurka tiene un tinte tan poético, como una serie de silepsis, donde da la impresión que se omiten algunas notas, que la dulce armonía de esta danza crea melodías adicionales en nuestro subconsciente. Para esta ocasión he escogido la interpretación de Vladimir Horowitz, quien demuestra un apego especial por esta obra en ese fabuloso documental donde ingresamos en la intimidad de su hogar y de su peculiar manera de relacionarse con su música.
2 comentarios:
Has elegido magníficamente Tony; un titán con mucho carácter. A mi me impactó en su día (ya un tanto remoto) su interpretación del concierto nº 1 para piano de Tchaikovsky. Te lo recomiendo.
Felices vacaciones.
El concierto 1 de Tchaikovsky es una obra grandiosa, y tiene tan excelsos ejecutantes. El estándar dorado de Van Cliburn, la dulce y prestigosa técnica de Kissin, el dilapidario toque de Horowitz. Sin embargo esta interpretación por Baremboim
http://www.youtube.com/watch?v=g8ZWXfYLwUU
Siempre me ha inspirado, sobre todo porque sus dedos son relativamente pequeños, no entanto ataca con bravura los portentosos acordes iniciales de esta gran obra, saludos.
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