sábado, 16 de octubre de 2010

Esta noche soñé

Hospital Regional Docente de Trujillo

Esta noche tuve un sueño: soñé que me gustaba de nuevo la medicina, soñé con el ímpetu de la tierna juventud, con el idealismo, y que estaba cubierto de una vestimenta blanca y almidonada, como en primer día de internado, solo que así son los sueños, yo hice mi internado en el Hospital Victor Lazarte Echegaray, pero derrepente estoy en mi primer día de internado en el Hospital Regional Docente de Trujillo (HRDT), la mente nos juega esas pasadas. Porque es y no es al mismo tiempo, soy subconsciente que es el HRDT pero las imágenes corresponden a varios nosocomios en donde he pululado alguna vez. Incluso su fachada es de color rosado, como rosado es el cielo del atardecer sobre el barrio del Alambre, situado a espaldas de nuestra alma mater.

Soñé que estaba entre sus corredores y entre sus residentes, que, felizmente, no estaban ni el viejo renegón de Cadillo, ni el pedante de Gonzales Nieves, pero bueno, tanta dicha no es posible más que en sueños. Pero allí estaba el Dr. Panta en pediatría, estábamos examinando los pulmones de un pequeño niño, y la medicina me gustaba de nuevo porque sus rales eran un ruido sui géneris, que no parecía corresponder a su placa. "Es la placa de otro paciente", sentencia alguien...

Soñé que en el laboratorio no estaba la afable Dra. Ballena, si no un inglés circunspecto, que no tenía problemas en comunicarse con los pacientes de forma fluida. Me reclamó por no haberle traído las muestras de sangre para bioquímica en un tubo de ensayo seco.

Soñé que dicho lugar carecía de sección de psiquiatría, y la subconsciencia se pelea con la memoria en una lucha de amígdala e hipocampo. Maldita sea, aquí debía estar el nuevo ambiente de psiquiatría, donde revisamos a los paranoides y hebefrénicos, así como las parafilias y los F20 y las odinotimias. No hay orates en este lugar, y seguro que la propiocepción también se rebela contra este generador de onirismos, que en realidad resulta de desconectar en algo la corteza prefrontal, ya que sentía una incomodidad en mis órganos locomotores, este no es el HRDT.

Pero sí es el HRDT, ya que el sueño genera emociones, bellas emociones, porque en sala de operaciones estoy amputando una pierna con el Dr. Sandro, y cortando hilos, y verificando la hemostasia, la memoria me tranquiliza, efectivamente, yo entré a operar una amputación por primera vez. Falta el Dr. Ramírez Bocanegra, pero en el ambiente de medicina interna estamos nuevamente discutiendo un caso clínico, y esta vez las placas sí corresponden al paciente, han llamado al Radiólogo, pero no llega el Dr. Delgado, ha llegado un médico que parece la mixtura de un cirujano georgiano y de un amigo que conocí en el Hammersmith Hospital. Sentencia severo, hay que sacarle una tomografía.

Soñé que estaba sacando muestras de líquido pleural, cuidado Chávez, borde superior de la costilla. Lo que me preocupa del asunto es estar usando un instrumento que carece de aguja, diantre, al fin y al cabo es solo un sueño.

Al final no parece ser el HRDT, no hay nadie de los que mi memoria evoca, se ha convertido en una interzona, a lo William S. Burroughs, felizmente carente de las pornográficas y esquizofrénicas divagaciones del yonkie estadounidense. Al final me da la impresión que lo único que tiene este nosocomio del HRDT es el cielo rosado sobre el barrio del Alambre, y el recordar que llegué aquí con nuestra facultad de mi lado izquierdo.

Anoche soñé que me gustaba de nuevo la medicina, es decir, que me gustaba como en aquellos tiempos, tal parece que la amígdala guarda algunos archivos en el hipocampo, y los lee solo en los sueños.

9 comentarios:

Lizardo Cruzado dijo...

Muy evocador tu sueño, Tony, de aquellas épocas distantes en Trujillo. En el fondo, me arriesgo a pensar, la medicina nunca ha dejado ni dejará de gustarte del todo, eh.
Un cordial saludo.

Tony Chávez Uceda dijo...

Mi gusto y amor por a medicina difiere mucho al que tenia en mi "tierna juventud" mi estimado amigo Lizardo, pero asi uno evoluciona.

Karen M. dijo...

Parece que uno nunca olvida aquello que alguna vez le gustó.
Los sueños siempre nos recuerdan las cosas, de alguna manera.
Me encanta como lo narras.

He vuelto.

Un abrazo,

K-M-

Tony Chávez Uceda dijo...

Tal parece que la memoria a largo plazo esta relacionada al nivel emotivo del momento del aprendizaje, osea, la amigdala potencia al hipocampo en el cerebro. Que alegria saber que estas de vuelta estimada amiga Karen.

José Manuel Brea dijo...

"...que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son". Querido Tony, pocas cosas hay más duras que sufrir el frustrante puñetazo que nos deja ko. Y es porque la tierna mirada del niño se va tornando desconfiada conforme le roban los sueños; le quedarán apenas aquellos retrospectivos, esos que dulcifican los labios y dan fugaz brillo a las pupilas... No sé si me estoy poniendo demasiado poético, pero te aconsejo que sigas deleitándote en lo onírico y soñando que te gusta la Medicina, la de verdad, la integral y humana (no la funcionarial, desmembrada y huera). Es la única forma de engañar a la repugnante realidad.
Un ensoñador abrazo.

Tony Chávez Uceda dijo...

Gracias estimado José Manuel, el idealismo con el que emprendí los estudios de medicina está a prestes a ser reseñado en estas páginas digitales, así como esa magnífica obra de Calderón de la Barca que citas, un abrazo desde estas tierras lusófonas.

Alfredo (HBT) dijo...

Me has hecho recordar mi rotación de medicina por el HRDT, pero yo me quedo con mi HBT

Tony Chávez Uceda dijo...

Bueno amigazo, uno tiene derecho a sonhar lo que sea, con la sustancia reticular a todo vapor, yo tambien prefiero el querido HBT.

Anónimo dijo...

es cuestion de gustos yo preferí el Lazarte y volvería a elegirlo como sede de internado. El vaso puede estar medio lleno o medio vacio