viernes, 30 de abril de 2010

Nueva categoría: hipermaestros del cine

Stanley Kubrick


Es momento de ir comentando ahora los filmes y propuestas de los directores de cine, que pueden ser considerados como "Hipermaestros". Un hipermaestro no es aquél que simplemente hace una buena película, si no que las acciones tomadas para coordinar un grupo tan extenso y variopinto de artistas y profesionales, tienen consecuencias que van mucho más allá del set de filmación. Un hipermaestro no es aquél que tiene un largo currículum o una copiosa trayectoria. El hipermaestro Stanley Kubrick solo dirigió 13 películas en el espacio de 46 años, pero algunos de estos filmes se han vuelto referentes eternos del séptimo arte. Un hipermaestro no es aquél que logra el éxito comercial con sus películas: David Lynch no se ha vuelto millonario con sus films pero su universo es único e inclasificable, como inclasificable es la arquitectura de Gaudí. Un hipermaestro no es aquél que gana esa prostituída estatuilla llamada "Oscar". Alfred Hitchcock, el inventor del lenguaje efectivo cinematográfico y el gran formalizador de los elementos narrativos del film jamás lo ganó, por no ajustarse a los "patrones" de Hollywood, además de ser un tanto exitoso en la taquilla. Un hipermaestro no es independiente, ni tampoco director de estudios, como los casos de los grandes Steven Spielberg y George Lucas lo ilustran. Un hipermaestro no depende de la experiencia, en contraste con otros oficios donde el paso de los años lleva al oficial a las alturas olímpicas. Orson Welles dirigió "Ciudadano Kane" con sólo 26 años, y logró hacer la mejor película jamás filmada. Del otro lado del espectro está el grandioso Akira Kurosawa que a sus 81 años de edad rodó "Rapsodia en agosto", uno de los filmes más conmovedores sobre las consecuencias de la guerra y el uso desproporcionado de las armas.

Se necesita mucho para ser un hipermaestro del cine, pero estos singulares personajes que irán apareciendo en esta bitácora, son gente que ha legado obras inmarcesibles e inborrables, que pertenecen ahora a la humanidad.

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