martes, 13 de abril de 2010

BREAKDANCE

Breakdance

Es tiempo de rendir homenaje, si es posible utilizar el término, a la película que he visto en el cine más veces en toda mi vida, Breakdance (1984). Aunque debo reconocer que no es de las mejores películas que he visto, siempre me ha intrigado el motivo por el cual compré 9 veces consecutivas el boleto de entrada a este espectáculo de las danzas modernas, exhibido en el cine Trujillo. Incluso intenté el experimento de verla desde diferentes lugares, primera fila en platea, última fila en mezzanine, del medio y del costado izquierdo en platea, etc. El resultado siempre era el mismo, un deseo imperioso de bailar, de copiar esos pasos acrobáticos, y de hacerlo en cualquier lugar, especialmente con un grupo de amigos en la calle (al final no es este un baile callejero). Cuando dejaron de dar esta película en el Cine Trujillo, me enteré por la cartelera del Diario "La Industria" que había sido transferido al cine "Star" y luego al cine "Primavera". Como devoto fan, fui a verla un par de veces a cada uno de estos cines.

Claro, puedo estar de acuerdo con muchos de ustedes en que esta película es un bodrio, tiene malos actores, una trama pueril, predecible, una premisa ridícula. Pero sigue en mi mente la cuestión de por qué tuvo éxito, ya que no fui el único "devoto fan" de las convolúticas piruetas de Ozone, Turbo y Kelly. Uno podría concluir que una gran actuación no es imprescindible para una película de suceso, pero de todas maneras, algo debe volver "interesante el cuadro", como muchos maestros de la Nueva Ola del cine francés dirían. En el caso de Break Dance, el cuadro se vuelve interesante por el baile portentoso que ostenta, y por la música contagiosa que fluye de los parlantes. De hecho, muchos musicales de Hollywood podrían ser considerados bodrios, pero la danza y las canciones logran darle éxito a historias mal actuadas, pueriles y predecibles.

VOLVER INTERESANTE EL CUADRO, que gran lema, todo cineasta, o aspirante a cineasta como yo, debe recitarlo antes de lanzarse a la batalla de rodar algo cada día.

Y para recordar viejas acrobacias y atléticas maromas, aqui les dejo con el maestro Michael "Boogaloo Shrimp" Chambers.


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