lunes, 1 de noviembre de 2010

Pushkin


Adjetivos, calificativos, juicios, valoraciones, tesis, ensayos y estudios detallados, todo eso merece el colosal vate ruso, el que elevó su idioma a las más altas cumbres de la literatura universal. Alexander Serguéyevich Pushkin dió por zanjada la cuestión de la poca o mucha valía de la más importante de las lenguas eslavas, extrajo no solo de sus más recónditos acervos verbales las palabras más llenas de belleza y sonoridad, pero también le dió al verso ruso una musicalidad hasta entonces desconocida.

Talvez para mis compatriotas peruanos sea fácil entender el panorama cultural de la Rusia del siglo XVIII, en el sentido de la alienación. Verán, en esa época predominaba una alienación que no tendría nada que envidiarle a la alienación peruana típica de cualquier época. Las élites rusas, incluso, consideraban de mala educación hablar en ruso en una ocasión importante, por lo que era obligatorio saber francés y tal vez inglés (Ana Karenina de Tolstói es un gran manual para comprender la alienación rusa clásica). ¿Quién se atrevería entonces a pensar que ese idioma eslavo tan bárbaro, que necesitó de dos geniales monjes griegos para tener escritura, que no tenía ninguna tradición artística de valía, podría servir de materia prima para lograr algún opus literario? Ese quien fue el divino Pushkin, y allí donde no existían términos, no recurrió a "barbarismos" (demonios, con ese término queda demostrada la ocasional pendatería y ematogenia de la Real Academia de la Lengua Española), si no que usó calcos semánticos y modernizaciones de varias palabras eslavas, los que pasaron a formar parte del arsenal semántico del idioma ruso para siempre.

El verso vibrante de Pushkin caló hondo en mi ser, fue como contemplar un paisaje estremecedor y tierno de emociones, fue como un ritmo sublime y una harmonía irresistible, allí me di cuenta de la ilimitada belleza del idioma ruso, de su cadencia y posibilidades tanto en la metáfora o bucólicas prosopopeyas (ah, los vates rusos saben darle persona a la naturaleza, especialmente a la flora). Pushkin parecía un manantial inagotable de versos, rimas, métricas, un astro que da luz, vida, y en torno a quien, orbitaremos eternamente aquellos que amamos la gaya de las ciencias.

Enlaces relacionados:

A Media Voz : Excelente sitio con muy buenas traducciones de Pushkin

El buen español de Pushkin : Interesante artículo sobre los retos y satisfacciones de pasar a Pushkin a la lengua de Cervantes (y vaya que yo también los he vivido).

Pushkin en Moscú y los Moscovitas : Una visión de como Pushkin está imbuido en el imaginario ruso actual

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2 comentarios:

José Manuel Brea dijo...

Excelente artículo sobre esta magna figura de la cultura rusa y universal. Sin la musicalidad de sus versos ni la propia música hubiese sido lo mismo.
Gracias por esta exquisitez, amigo Tony.

Tony Chávez Uceda dijo...

De nada mi estimado José Manuel, Pushkin de hecho inspiró grandiosas obras musicales, y de cine también. Ya podrás imaginar el ilimitado placer de poder leerlo y comprenderlo en ruso. Un gran abrazo.