El debate continua, el debate es eterno, el debate no cesa. Cada cierto tiempo aparece toda una pléyade de colegas para lanzar investigaciones, barruntos o delirios sobre la verdadera causa de la muerte de Mozart, y este artículo del New York Times lanza algo de orden al hacer un sumario interesante del panorama tanatológico del divino genio austriaco. La cifra de hipótesis diagnósticas (estamos haciendo un recuento del lado sano del asunto) llega al sorprendente número de 118.
Todos sabemos que la evidencia principal en este asunto, es decir, el reporte de autopsia de W.A. Mozart no existe, porque nunca se realizó una autopsia. Además, según la usanza de la época, fue enterrado en una fosa común, y hasta ahora sus restos han sido identificados (contra muchas creencias de que compartió su "última morada" con otros al estar sumido en la más profunda miseria). Entonces solo nos quedan los testimonios y algunos retratos que detallan pistas indirectas. Lo más interesante que se menciona es un recuento de los últimos momentos de Mozart:
" El 4 de diciembre, varios amigos, aparentemente, fueron a verlo a su lecho de enfermedad para cantar partes del Réquiem. Esa noche Mozart se puso peor, y su doctor, Thomas Closset, fue llamado al teatro, pero dijo que solo iría cuando la función hubiera terminado. Al llegar, ordenó que se aplicasen compresas frías a la cabeza de Mozart, lo que le produjo temblores según los testigos. (...) Closset diagnosticó la enfermedad de Mozart como una fiebre aguda miliar, lo que es más una descripción que una enfermedad, ya que el término miliar se usa para describir pústulas del tamanho del mijo, lo que es efectivamente, erupción cutánea. Se colocó esto como la causa oficial del muerte en los registros de la Catedral de San Esteban en Viena."
Entonces tenemos el único documento oficial de la muerte de don Amadeus, firmado por T. Closset, y que dice que murió por fiebre y rash, como recordaremos, algo que nisiquiera constituye un síndrome, engendra varios problemas de salud y cientos de diagnósticos. ¿Será que contamos con los elementos suficientes? Jamás. Este es un debate infructífero, que solo sirve para ensalzar momentáneamente alguna teoría, o aspirante a teórico. La insuficiencia de datos nos permite ver cuan tiradas de los pelos son algunas propuestas, mis favoritas, el envenamiento por mercurio y la púrpura de Henoch-Scholein.
Una causa probablemente relacionada con insuficiencia renal terminal es lo que tiene más indicios a favor, especialmente por algunas descripciones del edema y de frecuentes infecciones urinarias, así como también una malformación del pabellón auricular, que está correlacionada con algunas malformaciones de las vías urinarias.
El pabellón auricular de Mozart (a la izquierda) y el de una persona normal
Así que solo nos queda seguir disfrutando de la obra de este genio, y hasta que no aparezcan nuevas evidencias, no intentar buscarle cuatro pétalos al trebol o cinco pies al gato.
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