miércoles, 8 de diciembre de 2010

Libro Clave: El Padrino de Mario Puzzo


Para el mes de agosto de 1986 ya me había vuelto un empedernido, asiduo, enfrascado lector de novelas policiacas. Prácticamente engullía todo escrito que se me atravesase y que tuviera visos de una historia detectivesca. Mi Padre al ver que yo me dedicaba con tal fiereza a leer estas obras, decidió regalarme un volumen que marcó una diferencia abismal con la mayor parte de los textos subliterarios que estaba consumiendo. Me refiero a la brillante épica del crimen y la mafia El Padrino, obra de Mario Puzzo.

Lo primero que me impactó de este libro fue su enorme crueldad. Los homicidios son descritos en detalle, por momentos macabro y por momentos escatológico (con relajamiento de esfínteres y todo en las estrangulaciones). La traición no tiene lugar en el universo de Mario Puzzo, tampoco la piedad. Los enemigos son exterminados prólijamente a corto y largo plazo. Sin embargo, esta obra no es una invitación a la de violencia gratuita, ni al morbo inmotivado. A medida que nos vamos adentrando entre los sórdidos corredores de esta intriga, también comprendemos una ética, si bien inspirada en ideales macabros, perteneciente a una clase distinta de seres humanos: aquellos que luchan por el poder y la riqueza de forma violenta. Michael Corleone acaba siendo la síntesis trágica de todas las influencias que recibe durante su vida. También es víctima de los crímenes que contra otros miembros de su familia se cometen, ya que él era la esperanza de convertir a los Corleone en un entidad digna, proba, solvente y plenamente integrada en el sueño americano. La tragedia de Michael tiene tintes de un Yo Claudio, al recibir el poder sin pedirlo, de un rey Shakespereano, al tener que matar a dos de sus familiares, o de un personaje de Víctor Hugo, al arrastrar eternamente sus miserias.

No se puede comentar este libro sin tampoco hacer una mención a la brillantísima adaptación cinematográfica, obra de Francis Ford Coppola, un verdadero híper maestro del cine, quien luchó denodadamente para que esta opus no fuera transformado en un mero refrito de la fórmula gangsteril. Coppola entendió que esta obra reflejaba valores familiares, luchas intensas por la preservación, principios terribles que son defendidos y aplicados a ultranza. Estos elementos le dan un cariz tan humano a la historia que, muchos se reportan, en el momento en que Marlon Brando encarna la muerte de Don Vito Corleone, muchos de los asistentes lloraron desconsoladamente. El maestro Coppola comentaría después que este hecho le impactó sobremanera, porque allí se dio cuenta que había creado una verdadera obra de arte.

Yo no vi la película hasta muchos años de haber leído el libro, por lo que las imágenes formadas en mi mente antecedieron con mucho a aquellas creadas por el genial Coppola. Sin embargo esta experiencia me hizo ver que la buena literatura si puede ser llevada a la pantalla grande, pero uno debe comprometerse sobremanera en crear al menos una obra de arte.

Finalmente, me quedo con algunos extractos de este libro que siempre tengo en la mente, sobre todo el último, algo que deberíamos los médicos también recordar siempre.




"En el curso de las noches y semanas que siguieron, Michael Corleone comprendió el motivo por el cual los pueblos socialmente primitivos concedían una importancia enorme a la virginidad. Fue un período de sensualidad y sentimiento de poder masculino que nunca antes había experimentado. En aquellos primeros días, Apollonia se convirtió casi en su esclava. Existiendo confianza y amor, la conversión de una muchacha virgen en “mujer” es algo tan delicioso como una fruta en su punto exacto de madurez."

"...en este mundo siempre llega el momento en que el más humilde de los hombres, si mantiene los ojos bien abiertos, puede vengarse de los más poderosos."

"– Es un hombre de negocios –replicó el Don, suavemente–. Le haré una oferta que no podrá rechazar."

"– Encarga este asunto a Clemenza y dile que se asegure de emplear gente preparada, gente que no se emborrache con el olor de la sangre –ordenó–. Después de todo (...) no somos asesinos."

"– La amistad lo es todo. La amistad vale más que el talento. Vale más que el Gobierno. La amistad vale casi tanto como la familia."

"No me gusta el derramamiento de sangre. Soy un hombre de negocios, y la sangre cuesta mucho dinero."

"Está visto que los hombres sienten la amistad más que las mujeres." (La viuda de consigliere Abbandando)

"– Mira, Tom, no te equivoques. Todo es personal, incluso el más simple y menos importante de los negocios. En la vida de un hombre todo es personal.Hasta eso que llaman negocios es personal. ¿Sabes quién me enseñó eso? El Don. Mi padre. El Padrino."



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