Hay momentos en que la inocencia debe perderse, y encontrarse frente a realidades duras, vastas, desafiantes y sobre todo, voraces de la madurez que uno posea. Los montes Urales del piano podrían ser, muy bien, los estudios del opus 10 de Chopin. Escalarlos nos lleva a un nuevo continente del piano. Es por esto que este Blogger pierde por completo la razón y se lanza a practicar una de las cumbres de este opus, y a pesar que el carpo protesta, los tendones se resienten y la mano queda como una víctima del santo oficio, en estos días de práctica he notado que mucha de mi inocencia pianística queda en el olvido. ¡Celecoxib por favor!
1 comentario:
Jejeje, mejor te infiltro con un chinquito de la rica Triamcinolona, así como hizo el maestro Leyva...
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