jueves, 27 de septiembre de 2012

domingo, 9 de septiembre de 2012

El baúl cochambroso.

Durante estos meses de hipometabólica actividad en estas páginas digitales, se han venido acumulando diversas entradas en el polvoriento cofre "borrador". Al desentrañar todo este esporulado acervo me topado con algunas referencias cuyos enlaces podrían no funcionar, por eso les pido las disculpas del caso. Debo acotar que la producción de esta bitácora no deberá sufrir más paralizaciones prolongadas.

Abramos entonces el baul mencionado, y los que son alérgicos, una cetirizina de antemano.

sábado, 1 de septiembre de 2012

B.M.I. Rachmaninov preludio opus 23 número 2

Uno de los pilares de la técnica pianística es este preludio, el número dos del opus 23 del gran Sergio Rachmáninov. Con una base de bastos arpegios en la mano izquierda, el rey de los arcordes crea dos voces polifónicas con la derecha, para luego en la sección intermedia entretejer una complicada trama de octavas y terceras, con un canto melodioso en una voz de la mano izquierda. Este preludio demanda una habilidad sin par, y los tres titanes que veremos a continuación representan la verdadera cúspide del arte pianístico. 

Boris Berezovsky: Ganador del Concurso Tchaikovsky de 1990, el virtuosismo de Berezovsky es innegable. Sin embargo queda en tercer lugar en este ranking debido a la extrema rapidez con que aborda esta obra (la partitura dice "negras a 80 impulsos" y él las toca mínimo a 120). Esto conlleva a que muchos fraseos simplemente se desvanezcan y gran parte del sabor de esta obra queda a la imaginación y la buena voluntad del oyente. 



Emil Gilels: Otro enorme e inconmesurable artista de las 88 teclas, Gilels es alguien capaz de expresar melodías y frases en obras tan vertiginosas como los preludios de Rachmaninov (su interpretación del preludio 5 es casi un estándar dorado). En esta ocasión comete muchos errores y martillea un poco la melodía. También abusa del rubato en la sección intermedia, lo que produce un lirismo excesivo.




Evgueny Kissin: Alguien ya dijo que Evgeny Kissin puede hacer que cualquier obra parezca mil veces difícil de lo que realmente es, y realmente, ver como se desplazan los dedos de este monstruo por los arpegios, y como cantan todas las voces, y como las frases se distinguen como en un coro... Una interpretación verdaderamente insuperable.